Viajar nos ayuda a conocernos mejor

A pesar de que los viajes no son una invención novedosa, actualmente hemos podido desconceptualizar el sentido íntimo que ha representado moverse territorialmente desde tiempos inmemorables, al vender los lugares como objetos turísticos, y no como formas de expresión social.

Sin embargo, muchas agencias de viaje se encargan de mostrar los lugares icónicos develando la influencia social que poseen. Esto permite no solo conocer mejor los procesos históricos que han formado la idiosincrasia del lugar, sino también encontrar nuestro propio sentido de la verdad en lugares ajenos, que tal vez no lo son tanto.

Alucinante esta hipótesis, ¿cierto? Nuestros amigos de filomaniac.com y su foro de filosofía nos han ayudado con su tan preciada información, a desarrollar este contenido para ustedes. ¿Quiere saber más sobre cómo viajar nos acerca a nosotros mismos? ¡Siga leyendo!

El sentido filosófico detras de un viaje

En siglos pasados, los viajes por placer eran mucho menos comunes que ahora: Se tomaba un barco o un tren, por motivos laborales, de urgencia, visitas familiares, o mudanzas migratorias. Hasta que mentes intrépidas y despiertas, comenzaron a difundir sus experiencias de lo que significaba viajar como forma de revelarse, y encontrar en otras lejanías un sentimiento más cercano a sus propios ideales.

Es así como la aventura y la necesidad de nuevos rumbos, protagonizaron la idea de tomarse algunos días para enfrentarse al entendimiento del ser desde el punto de vista universal, y no regional. Es decir, plantearse la idea de ser hombres y mujeres del mundo, sin importar la bandera que firme la partida de nacimiento.

El autoconocimiento más poderoso se crea viajando

Un lugar deja de ser un espacio visto desde el punto de vista de un objeto, cuando comienza a ser integrado como una idea: El compendio de personas, situaciones ocurridas a lo largo de la historia, objetos y circunstancias sociales, le implican una identidad a dicho territorio. Lo anterior, a su vez, y según las características contenidas, genera una asociación de emociones para los ciudadanos y los visitantes.

Por ello, el precepto de alguna ciudad consiste en lo que representa o significa para la psiquis de un ser humano. Ocasionando que, un país o un establecimiento, dejan de ser masas territoriales, para convertirse en canales reflexivos que hacen aflorar emociones, ideas o sensaciones distintas.

Comprendiendo lo anterior, trasladarse a lugares que mueven energías dispares a la cuales estamos acostumbrados en el arrope de la rutina, nos permite a su vez explorar áreas de nosotros que se encontraban silenciadas. No debe ocurrir nada demasiado trascendental para que esto ocurra, tal vez solo sea suficiente el olor de una flor desconocida o el color del cielo, como elementos desencadenadores de sensaciones, que en medio de su novedad, también comunican.

Tips para viajar como terapia de descubrimiento personal

Bien decía Aristóteles sobre el privilegio que tenemos los seres humanos por tener piernas, imaginación y dinero para viajar, ya que las plantas, estos seres atados al suelo con sus raíces, solo pueden moverse muriendo, para ser sembradas en otro lado. Por ello, y considerando las herramientas de autoconocimiento intrínsecas al viajar conscientemente, tome nota de estos consejos para su próximo viaje:

  • Explorar con la conciencia del enriquecimiento interno, le permitirá generar reflexiones y emociones que no hubiesen sido posibles de seguir viendo el lugar como un simple espacio vistoso.
  • Si bien la tecnología es de una ayuda imprescindible, por momentos nos distrae: Memorice sus mejores momentos sin necesidad de perderse los detalles por enfocar la cámara.
  • Tome nota de todo lo que sienta al ver algo, para que luego pueda hacer conjeturas sobre el proceso emocional que pudiese estar atravesando, y que en definitiva, ese lugar le ha ayudado a descifrar.
  • ¡Sea un viajero, no un turista! ¡Viaje por amor a sí mismo/a!

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